sábado, 5 de julio de 2014

«Una casa para siempre», de Enrique Vila-Matas




Me parece que aquí puede verse a un Vila-Matas abriéndose paso en su propio panorama, forjando o perfilando algunos aspectos sueltos del mundo vilamatiano. Aunque sea esto así, para nada deja de ser interesante. De hecho da la impresión de que los balbuceos (ya avanzados, es cierto) de Vila-Matas superan en mucho a los discursos ya maduros de otros escritores. 
Unos niños y un crimen, un ventrílocuo (o un vasto eco de ventrílocuo que se va extendiendo, no sabría decir), un cuento, algún juego de identidades y ficciones... Los temas de estos doce relatos sirven de guía, pero puede que no conformen la pieza más importante. Hay un eco de fondo que los une y les da un enfoque distinto, una melodía común. Un eco que hace pensar que el libro —que puede leerse como una novela, dice Vila-Matas— podía haber sido mucho más extenso, que el discurso se va haciendo conforme se escribe y que se torna inagotable. Que está, como otras obras de gran talla, inacabada, y que es inacabable. O casi.
Son unas memorias fragmentadas, incluso fragmentarias, que van moviendo los hilos de una escena múltiple que se va cohesionando según avanza y que van poniendo en marcha los engranajes literarios ya conocidos. 
Si el drama de muchos escritores estriba en encontrar su propia voz, el de este ventrílocuo es precisamente tener una voz propia que dificulta su labor. Pero no la de Vila-Matas. Porque esa misma voz, con sus pertinentes variaciones, llega a puntos bien altos y logra —debe de ser lo que más me llama— aquella escritura que dispara en muchas direcciones y que resulta estimulante. Que dice y habla, y lo hace con habilidad.

Mi padre, que en otros tiempos había creído en tantas y tantas cosas para acabar desconfiando de todas ellas, me dejaba una única y definitiva fe: la de creer en una ficción que se sabe como ficción, saber que no existe nada más y que la exquisita verdad consiste en ser consciente de que se trata de una ficción y, sabiéndolo, creer en ella.

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