martes, 28 de julio de 2015

«Matadero Cinco», de Kurt Vonnegut



   El inicio que no es el inicio, pero que sí lo es, y que no podía ser mejor: Todo esto sucedió, más o menos.

   Eso me queda claro, lo demás no tanto, no lo sé. Siendo así supongo que Vonnegut ha cumplido buena parte de su objetivo al escribir esto. Tampoco sé exactamente cómo verlo, cómo definirlo. Pero es muy bueno, de esos libros que hacen a uno pensar que debería haber dado antes con él. Es una composición de multitud de cosas, y el resultado es bastante divertido, profundo y demasiado poco serio, como debe ser. Es una no-crónica de la Segunda Guerra Mundial, una caricatura, la visión de un niño y de una fantasía, un disparo surrealista, una comedia inteligente. Todo ello es bastante inteligente, y el relato, algo roto, algo dispar, va avanzando y recogiendo, un paso y luego otro, sin que necesariamente —de hecho casi negándolo— siga una línea continua. El progreso (la idea de progreso) se deshace, es inútil, no tiene ningún sentido. Hay un relato, pero éste apunta a ser algo distinto, a elevarse a otro nivel, y, aunque no sé si lo acaba consiguiendo, me parece un ejercicio brillante. Hay detalles realistas, intentos de hacer historia, momentos cómicos y crueles (normalmente unidos), también premeditadamente torpes, embarrados, inocentes, impotentes, frustrados, patéticos, locos y cuerdos, delirantes y de nuevo lo cómico y la inteligente habilidad de Vonnegut, que vivió aquel episodio de Dresde, para narrar y mostrar, para adentrarse en repeticiones circulares con conocimiento de causa y humor imparable y salir vivo de ello, más vivo que nunca.

   La trama está ahí, pero es un poco estúpido contarla, esta vez hay que leerla y ya, asistir a su poética triste llevada al extremo de lo descabellado, de lo ridículo y de la genialidad, aunque quizá y sólo quizá no se eleve tanto como anuncia en sus primeros pasos.
   El caso debe de ser que no hay demasiado que decir sobre el bombardeo, sobre la matanza, y Vonnegut lo entendió y escribió Matadero Cinco de esta forma, un libro extraño e incluso con sentido, después de todo.

   Un pájaro le dijo a Billy Pilgrim: «¿Pío-pío-pí?»


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